miércoles, 22 de agosto de 2012

El primer balazo de la Virgencita

“Toda poesía es política y social” Cultura / Virgencita de los muertos es el poemario de Nicolás Correa inspirado de alguna manera en el caso Candela, del que se cumple un año en estos días. La obra acaba de ser publicada por la editorial independiente platense Libros de la talita dorada para su colección “Los detectives salvajes”. 17.08.2012 | 15.09 |
Tapa del poemario de Nicolás Correa (Libros de la talita dorada) Por Carolina Sirio. @CaroSirio Nicolás Correa venía trabajando desde hacía un tiempo en “una serie de textos que me llevaban a la infancia, la mía, la de mi hermano”, cuando fue el caso de Candela Rodríguez Labrador (una niña de 11 años que fue secuestrada el lunes 22 de agosto de 2011 cerca de su casa en Hurlingham, y finalmente hallada muerta por asfixia 9 días después) “y me explotó una bomba en las manos”. Para este joven autor Candela no era sólo la niña que todos conocimos a través de una foto en la pantalla de televisión cuando desapareció de la esquina de su casa, él la conocía porque era su vecina. Así, aunque su caso no fue un disparador, “vino a completar una idea que venía latiendo” y dio forma a Virgencita de los muertos, un libro de poesías que acaba de publicar la editorial independiente platense Libros de la talita dorada para su colección “Los detectives salvajes”. –¿Por qué el título Virgencita de los muertos para este poemario? –El título surgió de una virgencita que está en mi barrio, y de la que se cuentan muchas historias, que tienen que ver, principalmente, con sucesos extraños: casos de posesión, de magia negra, de milagros también. Era un punto de referencia dentro del barrio, si tenías que explicar cómo hacias para no meterte en la villa, por ejemplo, decías: “vas hasta la virgencita y doblás a la derecha, ojo, a la derecha, si doblás a la izquierda perdiste. Por esa salís a la avenida.” Una de las cosas más fuertes que me ató al ícono virgencita fue el hecho de que siempre las madres iban a pedirle para que cuidara a sus hijos, de la tumba o de la vida. La idea fue refuncionalizar a la virgencita, devolverla realmente al lugar que le correspondía, alejada de las instituciones, la doctrina y la frivolidad. –¿El caso Candela fue disparador para este libro? –Soy vecino de la familia de Candela. Vivimos en el mismo espacio. Caminamos las mismas calles, pero no fue disparador de éste libro, sino más bien, vino a completar una idea que venía latiendo, en la atmósfera, si se quiere, y a modo de suceso desencadenante, pude encontrar el nervio que movía mi escritura. En verdad, fue meter las manos en la mierda para encontrar el núcleo del poemario. Las referencias de su caso me llegaban por distintos lugares, por distintos medios, mucho antes de que me enterara del caso, porque me enteré una semana después que desapareció. De alguna manera yo venía laburando una serie de textos que me llevaban a la infancia, la mía, la de mi hermano, y apareció esto y me explotó una bomba en las manos. –En el libro sus poemas están acompañados por fotos de chicas desaparecidas. ¿Busco desde la edición marcar una asociación entre los versos y esos casos reales? –En verdad fue una propuesta que se sumó desde la editorial, y me agradó. Si bien el poemario terminó inclinándose hacia un caso particular y un pago chico puntual, pude ver que podía hacerse extensiva una de las líneas que se podían leer. En verdad, las imágenes son muy fuertes porque tienen una semántica mucho más poderosa que el poemario en sí, que a veces, se desarrolla en una dirección distinta. Entendí que estando presentes corría un riesgo y era que se asociara una eterna disquisición: literatura y realidad. Literatura y vida. Pero comprendí que el poemario era sobre los chicos perdidos, sobre una virgencita negra, sobre las tumbas abiertas. –¿Calificaría su poesía como "social" o "política"? –Poesía social, política. Son categorías que se pueden comer al poemario y meterlo en un lugar del que no salga nunca más. Es verdad, es poesía política, toda poesía es política y social, todo evento literario es político y social. Si bien, la creación no se limita a ello, porque lo excede y hay un lugar en la que se vuelve inefable, imposible de describir, un proceso puro de digestión constante. Creo casi un compromiso que la Virgencita de los muertos se haga cargo de el lugar que ocupa. Más que nada, como una crítica literaria me dijo alguna vez, "con los pibes no se jode". La Virgencita por eso marcha. –¿Cuándo lo presenta públicamente? –Van a realizarse muchas presentaciones. En barrios, en centros culturales de Buenos Aires y Capital Federal. La primera presentación estará a cargo de Juli{an Axat (editor), Juan Marcos Almada (escritor) y Patricia Angulo (escritora), será el 2 de septiembre a las 19 en el ciclo Club Atlético de Poetas, en el Bar Cultural Ríe en Bernal (9 de Julio 175). La segunda será en El Centro Cultural de la Cooperación en Buenos Aires (Av. Corrientes 1543), el 6 de septiembre a las 19, donde lo presentarán Julián Axat (editor) y Gabriela Cabezón Cámara (escritora).