sábado, 14 de agosto de 2010

Las hierbas salvajes, el residuo

De esta forma,
ya no queda otra cosa
que
esperar

Nosotros dos
coincidimos en la noche
terrible

porque no lo crees
pero me descubrís
Nosotros dos
no tenemos un drama,
no tenemos nada.
Tal vez,
un perro que en un balcón
le lame los pies
a la soledad
de un domingo
en que
lo único que se enrosca
es
la
distancia

Y no tenemos sueños
drama
ni nada más
que algunas cosas
en común...

Sólo algunas imágenes
de unas bailarinas
que coinciden, con la noche terrible,
y las hierbas salvajes
entre nosotros...

Todo eso
que no sé si vale la pena,
pero está Ahí...
Hecho de tu carne,
de tu voz
de las yemas de tus dedos
del giro cuando bailás
y entre esas cosas
empieza a importarme
los días de hierbas salvajes

"No exagero si te cuento
que siempre termino en lo mismo,
asesino tu fantasma"

Y aunque las cosas
me sorprenden
hoy llevo el doble
dando coordenadas
y
sobrevivo apenas
a mi suerte
me voy debilitando lentamente
quizás, como dicen, ya no sea yo
cuando me encuentren

Nosotros dos,
coincidimos en la noche,
terrible
y
las hierbas salvajes
creciendo y creciendo
como enredaderas
de Casiopeas

Por eso también pregunto
¿Qué hago ahora con vos?

"¿Qué le digo a los perros
que se iban conmigo
en noches perdidas
de estar sin amigos?"

Nosotros dos,
en la noche terrible,
coincidimos
Y ya he buscado en las calles
los rostros, los libros
pero nadie dice cómo...

Son las hierbas salvajes,
entre nosotros,
las hierbas de Muir y George,
y nada puedo con eso
más que esperar el domingo
para oir el eco,
desde el balcón,
de una ciudad terrible

como la noche...